Para llevar nuestra causa cada vez más lejos, queremos compartir historias de personas muy vinculadas a nuestra parroquia.
En esta ocasión hemos charlado con María Isabel Martín Fernández, Presidenta de nuestra Real Congregación de 2014 a 2018.
- Soy María Isabel Martín Fernández. Farmacéutica, madrileña y devota de la Paloma.
- ¿Cuándo comienzas como Presidenta de la congregación?
- Bueno, es que la historia es bastante anterior a eso. Cuando yo tenía 11 años, entra mi madre en la Junta directiva de la Congregación como tesorera. Cuando murió mi madre, yo tenía 24 años y la sustituí en esta función. Estuve muchos así y después pasé a ser Secretaria. Más tarde abandoné la Junta y, finalmente, me nombraron Presidenta.
Fueron años que no se pudieron prorrogar porque yo tenía falta de movilidad. En este tiempo se renovaron los estatutos de la Congregación.
- ¿Qué hitos de la Congregación recuerdas en ese tiempo, aparte de la renovación de sus estatutos?
- La coronación canónica por parte del arzobispo emérito Rouco Varela, y la concesión de la Medalla de Madrid, otorgada por Álvarez del Manzano.
También, la llegada de Gabriel como párroco.
Es cierto que la devoción a la Virgen se ha mantenido con el paso de los años porque Ella ha querido tener los madrileños a sus pies, a pesar de los pesares y con épocas buenas y malas pero, cuando llegó Gabriel, las cosas cambiaron.
Lo cogió con mucho entusiasmo y ha removido muchas cosas; muchos recuerdos y mucha historia. Desde entonces, ha sido algo completamente distinto.
- ¿Cuál es tu mejor recuerdo en todos estos años?
- Mi mejor recuerdo —y te va a parecer un poco tonto— pero ha sido el hecho de que la Virgen tenga un himno. Fue poco antes de morir Don Jesús, en el 2007 o así. Hasta ese momento había un himno antiguo en el que se hablaba de "casuchas desconchadas", "callejas tortuosas" y, en medio, "tu morada divina y celestial", unas cosas...
Y ya Don Jesús dijo "Ay por Dios, ¡esto no se puede cantar!! Total, que la Virgen no tenía himno. Y entonces llegó Rouco fomentando la advocación de la Almudena, y le hicieron un himno precioso.
Y yo, cada vez que oía el himno de la Almudena decía "¡Ay, y mi Paloma sin himno! Hasta que al final conseguimos tener un himno que ya todo el mundo se sabe, todo el mundo canta. Es sencillo y tiene encanto. Al igual que el de la Almudena, fue compuesto por Palazón.
- ¿Cómo veas actualmente la Congregación?
- Pues fenomenal. Y te voy a decir por qué. Durante mucho tiempo, para integrar la Junta directiva se elegía a gente que podía tener muy buena voluntad, pero quizá no todas las aptitudes necesarias. Y la Congregación iba evolucionando porque la Virgen así lo quiso. Pero, cuando se renovaron los estatutos, nos dimos cuenta de que faltaba gente, porque tan sólo contábamos con un Presidente, un Secretario, un Tesorero y unos vocales.
Ahora hay mucha más gente y, además, María Enciso es estupenda como Presidenta y seguro que a la Congregación le espera un gran futuro.