Despedimos la ruta de San Isidro

No queremos dar por concluido el Año Jubilar de San Isidro, establecido por el Papa Francisco, sin antes ahondar un poco en la ruta que se ha celebrado en Madrid cada sábado durante todo este año conmemorativo en torno a la figura del patrón de la capital.

Por ello, entrevistamos a Marta Arnao Portillo, una de las cuatro guías de este recorrido por los lugares emblemáticos de la vida del santo madrileño.

¿Cómo surge esta iniciativa?
A petición del obispo de Madrid con motivo del 400 aniversario de la canonización de San Isidro.

¿Cómo te incorporas tú como guía?
Por pura casualidad, aparentemente. Una chica de mi comunidad me preguntó si podía sustituirla porque tenía que viajar con mucha frecuencia. Al final acabé siendo una más del grupo formado por cuatro personas, por lo que cada mes me tocaba hacer la ruta; sin experiencia previa, pero con espíritu de colaborar con la causa y ayudar en lo posible a quien fuera.

¿Qué es lo que más te ha cautivado de la figura de San Isidro?
En primer lugar, poder conocer a un santo que fue una persona normal y corriente, con una familia, que se hace santo en lo cotidiano y en lo pequeño, haciendo de su trabajo como labrador, esposo y padre, su vida; en lo pequeño se hizo grande.
Además, me llamó mucho la atención y me ayuda pensar que él, todos los días antes de empezar a trabajar, pasaba por la iglesia donde rezaba y le ofrecía el día a Dios. Me invitaba también en cierto modo a hacer lo mismo.


¿Cuál es tu mejor recuerdo de esta ruta?
Creo que ha sido ver a la gente contenta al final de la actividad. Y eso que nosotros transmitíamos lo que estaba en las catequesis pero, obviamente, no somos guías profesionales y había muchas cosas que no podíamos decir con exactitud porque no teníamos toda la información a nivel histórico.
Era más bien una combinación del kerigma con la vida de San Isidro.
Mucha gente salía muy contenta mientras que yo, personalmente, acudía en ocasiones con pereza y temor porque me daba mucha vergüenza, aunque no lo pareciera. Finalmente, ayudábamos a la gente sin quererlo.


¿Cambiarías algo del planteamiento de la ruta?
No cambiaría nada porque la ruta está bastante bien hecha. Además, logísticamente, todos los puntos están próximos entre sí, y el único que quizá esté más lejos es la ermita, pero se llega en bus.

¿Para cuándo una ruta de la Paloma?
No sé si ya habrá una ruta de la Paloma, pero vamos, tiene todo el sentido porque cuenta con bastante historia, además de ser muy significativa para los madrileños. Una cosa que me llama la atención es que muchísima gente, aun siendo de Madrid, no conocía la historia de San Isidro ni tampoco la de Santa María de la Cabeza. Tenemos que conocer su historia porque también es la nuestra.

 

Marta es doble licenciada en Derecho y Administración de empresas.


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